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lunes, 15 de marzo de 2010

El capricho de los dioses - Capítulo 10


Capítulo 10: Hoy es Miercoles

Cuando Tateishi se despertó a la mañana siguiente miró el rostro de Himemiya y sintió como su corazón daba un brinco… la quería, la deseaba… y más aun desde que escucho a Himeko hablar de sus grandes habilidades en la cama. Le pasó un brazo por la cintura y la acercó a ella de manera suave.

-¿Ayu? – murmuró Chikane abriendo los ojos poco a poco-Buenos días.

-Hoy es miércoles… -respondió la chica con una sonrisa – me lo prometiste… todos los miércoles.

Himemiya sonrió y rodó por la cama hasta ponerse encima de la castaña.

-Es cierto… -murmuró bajando su rostro – te lo prometí.

Chikane unió sus labios con los de Ayu, provocando un estremecimiento en la castaña, deslizó su mano hasta su muslo derecho y lo apretó, de la garganta de la chica escapó un gemido que le sonó maravilloso.

-Te deseo… -dijo Tateishi apretándola más contra sí -  Himemiya… por favor…

-En qué quedamos Tateishi… -dijo la chica sonriendo y acariciando su cuello con la nariz – los miércoles te doy todos los preliminares que quieras… pero nada más…

La morena recorrió las piernas de la chica, las agarró y rodeo su cintura con ellas.

-Me matas… -murmuró la chica mordiéndole el hombro a la sacerdotisa lunar – miénteme…

Chikane la miró a los ojos con ternura, le acarició el rostro y dijo:

-Solo te quiero a ti…

Tateishi sonrió provocando un mareo en Chikane, esa pequeña mentira le provocaba una felicidad absoluta, cuando estaba con Himemiya se olvidaba de todo, del tiempo, de su alrededor… de Makoto… La chica rodó dejando a Chikane debajo de ella.

-Himemiya Chikane… -dijo Tateishi – tenemos un problema…

La morena arqueo una ceja a modo de interrogante.

-Creo que lo que siento por ti no es solo obra del Dios este… -respondió Ayu.

-Ame No Murakumo… -respondió Chikane- espera… ¿Qué?

-Mis sentimientos han cambiado – respondió la chica con una sonrisa triste – antes lo que sentía por ti se parecía más a la pasión y al deseo que otra cosa. Ahora… solo deseo que seas feliz… si tienes un problema quiero que vengas a mí… te acunare toda la noche y guardare tu sueño si es necesario…

-¿Y Makoto? –Preguntó Chikane levantando las cejas - ¿No acabas de volver con ella?

-Makoto se marcha a los estados unidos Himemiya… -respondió Tateishi con la mirada triste- me propuso ir con ella, pero me niego a abandonarte… Ella tiene que hacer su vida y no hay sitio para mí… ¿Por qué te crees que volví sola a casa? En cambio contigo…

-¿Qué me estas pidiendo? –preguntó Chikane taladrándola con la mirada azul.

-Escógeme a mí como yo te escogí a ti… -dijo la chica- no volveré a pedírtelo, esta será la primera y última vez que te diga esto. Te quiero mas allá de ese estúpido enamoramiento que me produjo Ame no Murakumo… Todas las noches sueño contigo y toda la semana anhelo que sea miércoles para tenerte entre mis brazos unos cuantos minutos… Llevo dos años suspirando por ti… sé mía, solo mía Himemiya… Vayamos las dos ahora a ver a Himeko, seamos sinceras… volvamos a esta habitación y liberémosla de sus sentimientos...

Chikane empezó a marearse ante la confesión, se giró quitando a Ayu de encima suyo de manera brusca, se sentó en la cama y metió la cabeza entre las rodillas intentando que se le pasase el mal estar. Tateishi simplemente se levantó y se marchó, algo que paso desapercibido para Chikane, por lo visto ella solo tenía ojos para su Himeko.

OoOoO

-Oye Ayu-Chan ¿Sabes donde…? –comenzó a hablarle Himeko al bajar las escaleras.

Pero la chica no se molestó en contestar, simplemente siguió adelante sin siquiera mirarla, aparentando que no se daba cuenta de su presencia. Por culpa de esa chica Himemiya la rechazaba, pero si Himeko ni siquiera intentó hacer nada… todo lo hizo Chikane. Caminó hasta que estuvo lo suficientemente lejos de la casa y rompió a llorar.

-¿Qué tengo que ver yo en todo esto? – Preguntaba en voz alta – Yo solo pasaba por allí…

OoOoO

Cuando Chikane bajó a desayunar se encontró a ambas chicas a cada lado de la mesa, calladas, sin dirigirse la palabra.

-Buenos días – dijo Himemiya sentándose.

Las chicas le respondieron vagamente con un buenos días y siguieron desayunando cabizbajas.

-Lamento lo de Makoto Ayu-Chan – decía Himeko con una sonrisa triste – esta mañana me lo ha contado todo.

-Ahm… -dijo la chica mientras la culpabilidad le oprimía el pecho- si… pero no te preocupes por mí, no vale la pena y no me lo merezco.

-Tú cuidaste de Chikane-Chan por mí en este tiempo – respondió la chica convencida – claro que lo mereces.

-¡He dicho que no lo merezco! –respondió la chica de manera algo brusca y levantándose para salir de la habitación rápidamente.

Chikane la miró mientras salía hondeando su castaña melena y no pudo evitar que el corazón se le estrujase, debería ir tras ella y consolarla… pero tras la confesión… Ya hacía tiempo que ella notaba que los sentimientos habían cambiado hacia la castaña, pero… creía que eran solo cosas suyas, las palabras de Ayu lo habían cambiado todo…

-Es lógico que esté alterada – dijo Himeko bebiendo un poco de agua- yo también lo estaría si te recuperase y te perdiese tan rápido. Oh… espera… -añadió mordazmente – ya me ha pasado…

-Himeko… por favor… ahora no… -dijo Chikane negando con la cabeza – hablemos mas tarde.

-¿Para qué volviste? –dijo Himeko entrecerrando los ojos - ¿Querías vengarte? Llegas, me haces un par de carantoñas y cuando me tienes a tus pies me rechazas… ¿Sabes cómo me sentí?

-Sí, Himeko…  lo sé muy bien – respondió Himemiya aun tranquila – pero por favor… dejemos el tema…

-No quiero dejarlo –respondió la chica testaruda- no te entiendo Chikane, porque…

-He dicho que dejes el tema – respondió Chikane pegando un golpe en la mesa y levantándose – no tienes ni la menor idea de lo que ha pasado en estos dos años Himeko… de lo difícil que ha sido… hablaremos luego… ahora si me disculpas voy a ver cómo está Ayu.

Himeko se quedó en la silla impresionada por la reacción de Himemiya, ¿Qué le pasaba a las dos? De repente actuaban la mar de extrañas… la chica suspiró y puso su copa de agua a contraluz, admirando el arcoíris de color que se formaba… ¿Por qué el amor era tan complicado?

OoOoO

-Ayu… yo… - comenzó Chikane.

-No digas nada… -dijo la chica con la voz quebrada – le voy a contar mi verdad a Himeko… le diré que estoy enamorada de ti… le diré porque… pero tú no le digas nada si no quieres… esa chica a confiado en mi… y ahora le estoy ocultando esto, me doy asco Himemiya, asco de verdad…

Chikane intentó que la chica se diese media vuelta pero ella se resistió.

-No llores Ayu… -dijo abrazándola por la espalda y comenzando a sollozar ella también- si lloras me muero…

La castaña hizo un brusco movimiento que aparto a Chikane de ella.

-No –dijo con rotundidad-estoy harta de juegos, se acabo lo de “hoy es miércoles” y se acabó todo, decídete, pero no seguiré haciendo esto, no seguiré rebajándome y engañando a Himeko de esta manera. No es justo…

Chikane la vio salir de la habitación al tiempo que una lágrima furtiva se escapaba de sus ojos azules.

OoOoO

-Himeko… creo que deberíamos hablar –dijo Ayu mirando directamente a la chica – hay algo que debo decirte…

-Te escucho – dijo la rubia desde el sofá de la sala del piano y dejando los papeles que revisaba a un lado.

La castaña se sentó enfrente y simplemente espetó:

-Ame no Murakumo

Himeko abría y cerraba la boca cual pez, sin ser capaz de reaccionar o decir nada coherente.

-Me enamoro de Himemiya, me utilizó para su sádico juego… Lo mío con Makoto no puede ser y era lo único que me mantenía alejada de Chikane – dijo la chica mirándola fijamente – quiero ser sincera y no ir con juego sucio. La quiero Himeko y haré todo lo que esté en mi mano para que me escoja a mí.

-Pero…-comenzó Himeko - ¿Cómo puedes hacerme esto? Con todo lo que estoy haciendo para estar juntas… con todo lo que he pasado… ¿Cómo puedes interrumpir aquí así?¿Además de esta manera?

-Discúlpame Himeko… pero no sabes cómo he pasado estos dos años… - dijo Ayu enarcando las cejas- solo intento hacer las cosas correctamente.

-Pero yo… llevo mucho tiempo esperado por ella, yo…

-Te voy a ser sincera Himeko – dijo Ayu cerrando los ojos- Chikane no era persona cuando la conocí… creí que no tenía capacidad de sonreír… siempre con la mirada perdida, siempre sola. Me pase dos años a su lado, animándola, consolándola… escuchándole hablar de ti. Yo la anime a venir aquí para recuperarte, escuche todas las cosas que hizo por ti… ¿Puedes decirme que has hecho tu por ella en estas tres vida? No en la anteriores, en estas…

Himeko enmudeció.

-Ella por ti, lucho contra un montón de demonios, contra un Dios, contra sus impulsos… -enumero Ayu- Te rechazo y no te molestaste en intentar aclarar las cosas, solo le echaste todo en cara. ¡Por el amor de Dios! Lo dio todo por ti… Y tú… tú… -las lagrimas comenzaron a aflorar en Ayu quien apretaba fuertemente el puño – Llevo dos años con dolor de corazón… preguntándome que tendrías para que ella no mirase a nadie más… preguntándome porque yo no valgo…

-Yo… -comenzó Himeko.

-¡La dejaste escapar! –gritó Ayu desesperada – La tenías delante y la rechazaste, te fuiste con él. La trataste mal… y aún así te sigue amando más de lo que amará a nadie en su vida.

-Estamos destinadas –dijo Himeko – deberías saberlo…

-Eso no quiere decir que no debas cuidarla… Himemiya es fría – dijo Ayu- Pero eso no quiere decir que no necesita que la cuiden… Y yo quiero hacerlo… quiero cuidarla lo que resta de vida… Jugare limpio Himeko, eso te lo aseguro… pero te ha salido una rival en la conquista de Himemiya y puedes creerme que no me rendiré fácilmente.

-Genial –dijo Himeko mirándola con los brazos cruzados-porque yo tampoco…

CONTINUARA

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