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lunes, 15 de marzo de 2010

El capricho de los dioses - Capítulo 4


Capítulo 4: Líbrame de él Himeko

La luz del sol se filtraba por la ventana proporcionándole a Kurusugawa Himeko un agradable calor en la espalda, se removió un poco y sintió a su lado un cuerpo cálido. Poco a poco fue abriendo los parpados y miró a su derecha, Himemiya Chikane estaba durmiendo con una tranquilidad que se reflejaba en su cara y en su postura, boca abajo con las manos debajo de la almohada y con la cara vuelta hacia ella. Himeko la miró y sonrió, amada por muchos y admirada por todos, pero ella era la única dueña de su corazón.

Se irguió un poco y miró a su “vida” como habían acordado llamarse. Una melena preciosa, un cuerpo de escándalo y unas manos… como se movían esas manos, como besaban esos labios… como la hacía disfrutar esa boca… lentamente comenzó a besarle la parte baja de la espalda, ahora estaba dormida, no podía perder el control y asustarla, se apartaría del objetivo que buscaba. Notó que suspiraba en sueños y que se removía un poco, el dulce despertar estaba cerca… con las manos comenzó a acariciar la cara interna de los muslos, y continuó sus besos hacia el norte, besando su cuello y llegando a la oreja. Pudo notar como poco a poco Chikane se despertaba, por lo que su mano derecha subió el trayecto que le quedaba de muslo y comenzó a acariciar el tesoro que guarda con su compañero. Chikane exhalo un gemido.

-Chikane-Chan te diría que lamento haberte despertado, pero sabes que no me gusta mentir… - le dijo Himeko en el oído.

-Si me despiertas así… no me molestas… en absoluto… - dijo Chikane entrecortadamente.

-Además es un poco tarde – respondió la sacerdotisa del sol – ya son las once de la mañana.

-¡¿Qué son las qué?! – Exclamo Chikane levantándose de un salto y sin molestarse en tapar su desnudez – maldita sea, tenía que hacer una llamada muy importante a causa de un proyecto a las diez. Tengo que ir al despacho.

-No iras a dejarme así… -dijo Himeko con cara de espanto- te deseo, ahora.

-Himeko pórtate bien… - dijo Chikane con una sonrisa nerviosa cuando vio que la chica se ponía en posición felina dispuesta a saltar sobre ella – tengo que trabajar, solo tardaré media hora como mucho.

-¡Media hora! – Exclamo Himeko escandalizada – no, no… no me obligues a seducirte con malas artes Chikane-Chan… no seas mala…

Cuando Chikane vio que o salía de allí o el trato que estaba a punto de cerrar el cual era muy importante se iría al traste decidió salir corriendo de la habitación sin mirar atrás. Llego a su despacho y marco el número de teléfono para después recostarse sobre la silla de piel, quería terminar con ese asunto ya. Pero al parecer no era la única que quería terminar algún asunto, cuando pidió que le pasasen con el dirigente y esperaba, Himeko entró en la habitación como Dios la trajo al mundo.

-¡Aléjate! – Dijo Chikane levantando la pierna derecha a modo de barrera  – sé cuáles son tus intenciones.

-¿Eso es una invitación? – Preguntó la chica con una sonrisa pícara en el rostro – porque me estas tentando.

Rápidamente Chikane cruzó las piernas y se puso de cara al escritorio.

[Mantén el control] pensaba la chica [no la mires, cierra los ojos, voz serena y acaba pronto]

-Buenos días… - escuchó Himeko como decía al teléfono su amor – lamentó haberle hecho esperar, mi servicio está de vacaciones y yo he estado enferma. Sé que no es escusa, pero no pude dormir muy bien anoche y me quedé dormida, lamento mi falta de seriedad, no se repetirá.

Himeko se deslizo sobre la mesa de Chikane y se puso justo delante de ella, momento en el cual apreció que esta tenía cerrados los ojos, por lo que hizo un puchero, si creía que por no tener el sentido de la vista se iba a librar de ella iba lista. Colocó su pie derecho a la altura del gemelo de Chikane y lo fue subiendo lentamente.

-Sí… exactamente… -decía Chikane cada vez más nerviosa – esa información es correcta…

Cuando la pierna llegó al punto álgido, Chikane le agarró el pie con su mano libre, Himeko no había contado con que la sacerdotisa lunar tenía más fuerza, por lo que murmuro:

-Aun me queda otra pierna y dos brazos… ¿Cómo piensas pararlos?

A Chikane le estaba costando concentrarse en la conversación, pero aún así, lo conseguía.

-Sí, sí… espero… no hay ningún problema… -dijo la chica y  tras tapar el auricular con la mano y mirar a Himeko dijo en voz baja – Himeko, no te estás portando bien.

La chica bajó de la mesa, se sentó en su regazo y le susurró al oído:

-Entonces castígame Chikane-Chan…

Chikane enrojeció y la mano que tenía sujetando el teléfono se le puso lívida, la otra la mantenía en alto intentando alejarla de Himeko y el cuello lo estiró para atrás todo lo que podía.

-Bueno… de aquella quedamos así… - dijo al teléfono.

Himeko bajó su mano y de manera hábil acarició el punto débil de cualquier mujer.

-Sí… sí… - dijo Chikane entrecortadamente y mordiéndose los labios – es solo que aún no me he recuperado del todo y me fallan las fuerzas, pero estoy bien. La verdad desearía terminar con esto rápido para volver a mi descanso.

Tras decir esas palabras miró a Himeko directamente a los ojos, pero la chica lejos de parar le guiñó uno de manera sexy.

-Es usted muy amable ofreciéndose a terminar el trato con el vicepresidente – dijo Chikane – gracias por preocuparse por mi salud y sí, guardare reposo… gracias por la indicación y sí también beberé muchos líquidos. Que tenga un buen día.

Himeko se levanto para qué Chikane pudiese colgar el teléfono y la miró con nuevos ojos de deseo:

-Míralo por el lado bueno – dijo la chica acercándose de nuevo a ella y mordiéndole el lóbulo de la oreja – te he ahorrado trabajo.

Eso fue demasiado para Chikane, con un brazo tiró al suelo todo lo que había encima de la mesa y cogiendo a Himeko la colocó allí subiéndose encima.

-Eres terrible – dijo la morena besándole el cuello - ¿no podías esperar ni media hora? Yo me pasé ayer todo el día como estas tú.

-No podía esperar… -respondió Himeko entre suspiros – ya te he probado y ahora quiero más, mucho, mucho más… recuerda que el fuego… no atiende a razones…

De pronto comenzó a sonar un teléfono móvil y Chikane miró al cielo murmurando:

-Me odias ¿verdad?

Abrió el cajón rápidamente y sacó el teléfono “Oogami Souma” lo descolgó y dijo 2 simples palabras:

-No estoy

Tras lo que tiró el móvil hacia atrás sin contemplaciones y este reventó contra la pared.

Himeko le pasó por las manos por detrás del cuello y la volvió a atraer hacía ella, no le importaba lo más mínimo quien había llamado.

OoOoO

[¿Me acaba de decir que no está y me ha colgado descaradamente?] Pensaba Souma mirando el teléfono [¿Qué le pasa a esta mujer?]

Oogami Souma intentaba contactar con Himeko, llamó al domicilio Himemiya, pero estaba comunicando y decidió intentarlo en el móvil personal de Chikane, era lógico que él lo tuviese a fin de cuentas ambos eran capitanes del equipo de tenis. Pues si no le cogían el teléfono tendría que presentarse personalmente en la casa, necesitaba hablar con Himeko cuanto antes.

OoOoO

Chikane se encontraba en la mesa, encima de Himeko rodeándola con sus piernas y haciendo movimientos de balanceo. Había encontrado la forma de que sus dos puntos del placer se encontrasen y lo estaba explotando. Himeko se movía al compás que dictaba Chikane, ella dirigía todo y como no… la estaba torturando, llevando un ritmo de lo más lento, ese era su castigo… pero era una tortura tan placentera. Cuando Chikane se agachó para besar a Himeko, esta la apretó entre tus brazos, tras lo que deslizó sus labios hasta oreja derecha y la mordisqueo, teniendo que detenerse a causa de un gemido nacido desde lo más hondo de su ser, ese sonido provocó que Chikane aumentase la velocidad. Himeko sonrió, había encontrado que tecla tenía que pulsar para acelerar a su amante. La rubia levantó las manos y acarició los pechos de Chikane que se movían al mismo ritmo que ella, provocando un espectáculo hipnotizador. Cuando ambas llegaron al clímax,  Chikane se dejó caer de manera suave sobre el cuerpo de Himeko y esta la abrazó.

-Buenos días Chikane-Chan – dijo Himeko con la voz entrecortada.

-¿Solo buenos? – Murmuro la aludida – para mi han sido fantásticos.

En ese momento escucharon una moto entrando en los terrenos.

-No me lo puedo creer… - dijo Chikane bajando de la mesa y acercándose a la ventana –este niño ya me tiene harta, ¿no entiende las simples palabras “no estoy”?

Rápidamente se dirigieron a la habitación para ponerse algo por encima, tras lo que Chikane bajó a abrir la puerta.

-¿querías algo? – Preguntó la chica – íbamos a bañarnos.

-¿Las dos juntas? –preguntó Souma.

-Por lo general, como ya sabrás, el término “nos” indica que la acción va a ser realizada por más de una persona, es decir, sí, las dos juntas, al igual que hacen todas las amigas.-dijo Chikane con aire molesto.

-¿Por qué me dijiste que no estabas y colgaste Himemiya? – Preguntó Souma analizándola con la mirada – Es obvio que un baño no es tan importante como para no poder atender una llamada durante unos minutos.

-Me llamaste cuando estaba manteniendo una conversación muy importante para el futuro de mi empresa – respondió la chica empezando a enfadarse por el cuestionario – y como comprenderás… no voy a dejar esperando al dirigente de una de las empresas más importantes de Japón para hablar contigo.

-¿Podrías avisar a Kurusugawa de que quiero hablar con ella? – Preguntó Souma – es importante.

-Primero deja que se tome un baño y se arregle correctamente – respondió Chikane – yo te haré compañía mientras tanto. ¿Quieres tomar algo?

-No gracias… - dijo Souma pasando por su lado, momento en el cual se giro y le dijo – hueles a ella, hueles a Himeko…

-Lógico – respondió Himemiya mintiendo descaradamente – esta es su bata. ¿A qué quieres que huela?

-¿Y qué haces tú…? –comenzó Souma

-Mira Souma, si estas intentando insinuar algo, será mejor que lo digas directamente – respondió Chikane ya visiblemente molesta – pero me parece una autentica falta de respeto que te presentes en nuestra casa, sin avisar, y me avasalles a preguntas. Y sí, has oído bien, nuestra casa, ahora Himeko vive aquí y es tanto suya como mía. En último lugar si te apetece pasa al salón y espérala allí, no tengo ningunas de seguir con la inquisición, es decir… tú, detrás de mí y sinceramente lo que hagas me importa más bien poco. Si tú no muestras respeto por mí yo no estoy obligada a hacerlo si no es de cara al público. Que tengas un buen día.

Cuando Chikane subía las escaleras, Oogami Souma se dio cuenta de lo ridículos que sonaban sus celos y de lo de descortés que había sido, le pediría perdón en cuanto la volviese a ver.

Chikane por su parte entró en la sala de baño justo cuando Himeko salía del agua.

-Líbrame de él Himeko, me da igual que lo eches o que te lo lleves a dar un paseo, pero que se vaya de esta casa, ahora.

-Chikane-Chan ¿Qué ha sucedido? –preguntaba Himeko visiblemente extrañada.

-Empezó a hacer un montón de preguntas raras y la verdad esta es nuestra casa y merezco un respeto. –Respondió la morena – si está celoso que se aguante.

Cuando la rubia oyó el posesivo que Chikane acababa de utilizar la besó dulcemente, nuestra casa… sonaba bien, sonaba muy, muy bien.

-De acuerdo, me visto y me lo llevo – dijo Himeko – solo échame de menos.

-Himeko… - dijo Chikane agarrándola del brazo – seguramente va a declararse otra vez.

-¿Otra vez? – Dijo la chica mirando al suelo – ya van tres… pero no te preocupes Chikane-chan que a la tercera no va la vencida.

Y dándole otro beso salió del cuarto, Chikane en cambio se dejó caer dentro de la piscina de la sala de baño con ropa y todo. Sí, Dios la odiaba y no había duda ya.

Chikane aprovechó el tiempo para terminar de preparar la canción de piano que tendría que interpretar al día siguiente en el colegio, decidió cambiarla, sustituirla por una acompañada de voz, cantaría para Himeko, le diría con una melodía lo que no es capaz de expresar con las palabras, todo lo que significa para ella y lo feliz que la hace.

OoOoO

-Verás Himeko – decía Souma apoyado en uno de los arboles que rodeaban los terrenos de la mansión Himemiya- yo quería decirte que lo eres todo para mí, que te quiero y quiero protegerte siempre.

-Oogami-Kun… - dijo Himeko mirando al suelo – lo siento… pero mi corazón está ocupado. Sé que es un amor imposible… pero aún así… no quiero traicionarlo

[Odio mentir… no lo soporto…] pensaba la chica nerviosa [pero no quería darle ninguna oportunidad a su amigo y tampoco podía desvelar la verdad]

-Pero si es un amor imposible entonces yo… -comenzó el chico.

-Por favor… no hagas eso… eres mi amigo – dijo Himeko apenada – mi gran amigo Oogami-Kun, siempre me has protegido y ayudado, pero no puedo verte como algo más, de verdad. Cuando digo que mi corazón está ocupado no miento, no puedes imaginarte la cantidad de tiempo que lleva así, no lo entenderías… perdóname por favor…

Oogami Souma no dijo nada, la miró asintió y se marcho con aire deprimido.

CONTINUARA

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