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lunes, 15 de marzo de 2010

El capricho de los dioses - Capítulo 11


Capítulo 11: Tengo que empezar a decidirme

Chikane estuvo esperando a Tateishi despierta hasta altas horas de la madrugada, pero la chica no apareció. Cuanto más pasaba el tiempo más se agobiaba la morena abrazándose a la almohada y respirando el aroma de la castaña. Dio vueltas durante horas, se levantó a mirar por la ventana, paseó por la habitación. Nada… no conseguía dormir si no la tenía al lado. Pero ir a buscarla tampoco serviría de mucho, su mente todavía era un torbellino y no quería darle falsas esperanzas, ella la amaba, claro que sí… ¿Pero acaso iba mas allá que lo provocado por Ame No Murakumo? Finalmente acabo rendida y dormida abrazada a la almohada.

-Chikane despierta… -decía dulcemente Ayu por la mañana- cielo… por favor, abre esos ojos tan preciosos…

Cuando Himemiya se removió y lentamente fue despertando se encontró con la mirada de Ayu.

-Gracias a Dios que despiertas – dijo la chica con una mueca – si no llega a ser porque respirabas pensaría que estabas muerta, me ha costada dolor y sangre que reaccionases.

-¿Sangre? –dijo Chikane extrañada.

-Me pegaste un arañazo y me mordiste – dijo la chica poniendo gesto dramático al tiempo que le enseñaba la mano – el amor duele…

-¡Lo siento! – Dijo Chikane abriendo mucho los ojos – pero que raro…

-Intente quitarte la almohada –dijo la chica- pero te abrazaste a ella y me dijiste algo así como… no, es mía. Por cierto, esta toda babada… Himemiya mira que eres cerda a veces…

-¡Oye! –Dijo la chica lanzándosela – tampoco te pasas.

-Babas de ángel… -dijo la castaña con una sonrisa tonta- seguro que me rejuvenecen la piel.

Chikane comenzó a reír a mandíbula batiente, ese era el encanto de Ayu, arrancarle carcajadas quisiera o no.

-Te traje el desayuno – dijo de pronto levantando una bandeja del suelo con gran orgullo –lo hice yo misma.

-¿Tu sabes cocinar? –preguntó Chikane mirándola extrañada – no espera… -añadió mirando la masa que se suponía que eran huevos revueltos y se movía sospechosamente en el plato- ¿Esto tiene que moverse? ¿Esto es comible?

-De hecho no… -dijo la chica con una mueca rascándose la nuca- es por eso que…

Tateishi no dijo nada más, solo levantó otra bandeja con el desayuno preparado por Otoha.

-Del mío puedes quedarte el café, el zumo y la rosa, el resto lo llevare a incinerar por el bien de la salud pública – dijo la chica intercambiando las bandejas.

Antes de que la retirara del todo, Chikane acertó a coger un poco del fallido intento de desayuno de su amiga e hizo ademan de llevárselo a la boca.

-¡No lo hagas Himemiya! – dijo la chica llevándose una mano a la frente y echando la cabeza hacia atrás exagerando la actuación- eres demasiado joven, bella, y perfecta para morir de esta manera tan trágica.

-Lo que no mata engorda –dijo la chica encogiéndose de hombros  y dando un bocado, lo saboreo compuso una sonrisa y dijo – no está nada mal Tateishi, podría desayunar eso.

-Lo he probado antes de traerlo Chikane – dijo la chica ladeando la cabeza- Sabe a pies…

-Vale… es cierto… es repulsivo – dijo Himemiya dándose por vencida-solo intentaba hacerte sentir bien.

-Lo has conseguido –dijo la chica con una sonrisa- bueno… me voy a hacer algo productivo… por cierto… si pasas por la cocina antes de que termine de hacer las cosas productivas allí… tú no te fijes en lo anecdótico del asunto… piensa simplemente en que nos queremos.

-Ayu… - comenzó Chikane fingiendo que lloraba – me prometiste que no volverías a envolver ningún objeto en llamas.

-¡Te juro que no lo toque Chikane! – Se defendió la chica – lo miré y… ¡puf! Se calcinó… -y bajando la voz a modo de conspiración añadió – creo que tenemos un poltergeist en la casa…

-El poltergeist te lo va a meter Himeko por la boca como vea lo que le has hecho a la cocina Tateishi, te aconsejo que corras a solucionarlo – le respondió Chikane.

La chica ladeo la cabeza hacia la derecha y levanto sutilmente ese hombro al tiempo que ponía una sonrisa de disculpa cuando salía de espaldas de la habitación.

OoOoO

Himeko se cruzó con Tateishi y ambas se saludaron amablemente, no sabían porque, pero no podían odiarse, se caían bien… pero competían por la misma mujer. Bueno… competían… Chikane nunca amaría a nadie que no fuese Himeko, o al menos eso creía ella…

La chica se metió en el despacho y empezó a ordenar asuntos de la empresa, llevaba un rato de papeleo cuando escuchó un ruido proveniente del armario, rápidamente se levantó para encaminarse a la puerta pero Souma fue más rápido, la agarró de un brazo y la arrinconó contra la pared.

-Bueno pequeña vamos a hablar… -dijo el chico con un brillo peligroso en los ojos.

-¿Cómo has burlado la seguridad? –pregunto Himeko mareada por el asqueroso hedor que desprendía el chico.

-No me he ido… - señalo él –simplemente te estuve esperando.

-¿Llevas dentro de la mansión días? – Pregunto Himeko- estas enfermo…

Cuando Souma creía que ya se había salido con la suya escuchó un carraspeo detrás de él.

-Bueno… -dijo Ayu desde atrás estirando los brazos por encima de la cabeza y adoptando una pose de combate- ¿Te nockeo? ¿Te rompo algo? ¿O te dejo aun mas lerdo? Decisiones, decisiones.

Souma miró a la chica aterrado, pegaba duro, lo sabía… intentó correr hacia la puerta pero ella fue más rápida y le pegó un golpe en la rodilla, provocando su caída.

-Vamos a ver… -dijo la chica poniendo un pie en la nuez de su cuello y apretando levemente - ¿Qué te dijeron? Eres un niño malo.

Souma intentó revelarse, pero recibió una patada en la cara que le hizo sangrar la nariz.

-¡Me has manchado las deportivas! –dijo Tateishi indignada- mientras lo arrastraba fuera de la habitación de los pelos.

El chico se revolvía e intentaba zafarse, pero eso solo conseguía que Tateishi se riese más.

-Oye Himeko… ¿puedes pasarme las tiras de atar las cortinas un momento?-dijo la chica con una sonrisa inocente- Necesitare cuatro exactamente, y hazme el favor de llamar a Himemiya y traerla contigo, no querrá perderse esto.

OoOoO

-Chikane-Chan… -dijo Himeko entrando en la habitación – Ayu-Chan dice que…

Cuando la vio enrojeció y se dio la vuelta, volvía a estar desnuda.

-Bueno… -dijo la chica rondando los ojos- parece ser que llamar a la puerta nunca ha sido tu especialidad Himeko. Bueno dime, que querías.

-Ayu-Chan dice que vayamos – dijo Himeko aun colorada – ha pillado a Souma acosándome en el despacho, le ha pegado y ahora planea hacer no se que…

-¿Qué Souma que? – preguntó Chikane furiosa.

-Tranquila –dijo Himeko- tiene la situación totalmente bajo control… vaya fiera de mujer.

-No sabes cuánto… -murmuró Chikane para si misma.

Se vistió rápidamente y fueron al encuentro del cazador y su presa.

OoOoO

-Menos mal que llegasteis –dijo Tateishi con una sonrisa – estaba empezando a aburrirme…

Souma estaba en el sueño amordazado y atado como si fuera un conejo (las manos detrás de la espalda, los pies también y ambas cuerdas atadas entre sí con otra) mientras Tateishi para pasar el rato se dedicaba a pincharle de lejos con un atizador del fuego.

-Ayu ¿Qué haces con el atizador?- preguntó Chikane extrañada.

-Es que no puedo molestarle de cerca… -decía la chica con un puchero y visiblemente molesta- el enfermo este lleva desde que lo echamos aquí encerrado y no se ha duchado… es repulsivo el olor que suelta. Le vacié dos botes de ambientador de encima y no funcionó.

-No era ambientador mentirosa, era insecticida… -dijo el dicho ofendido-casi me ahogas…

-A callar cucaracha soplona… -respondió Ayu blandiendo el atizador- si tú te callas yo no te zurro, ese es el trato… y si yo digo que era ambientador, era ambientador. Además… en el bote decía “con agradable perfume”.

Himeko no decía nada, solo se colocó detrás de Chikane quien se agarraba el dolorido estómago a causa de las carcajadas y luchó por no reir.

-Bueno… vámonos chicas… -dijo Ayu con una sonrisa.

-¿A dónde vamos? –preguntó Himeko abriendo la boca al fin.

-Vamos a llevar a Souma a su casa como buenas señoritas que somos –respondió Tateishi.

Y agarrando la cuarta tira de la cortina comenzó a arrastrar a Souma.

OoOoO

-Te concedo el honor Himemiya… -dijo la castaña con una reverencia.

Souma las miraba con terror envuelto en la alfombra, esa chica había perdido el juicio. Chikane simplemente se acercó a lo alto de la escalera y le pegó con el pie al bulto que era la alfombra, esta comenzó a desenrollarse con Souma dentro, quien se mareó y aun encima fue frenado por un fuerte golpe contra puerta de entrada.

-¡Y gol de Himemiya Chikane! – dijo Tateishi levantando los brazos y bajando las escaleras a saltos.

OoOoO

-Bueno… quien es la que peor conduce… -dijo Chikane tras meter a Souma en el maletero del coche.

Instintivamente las dos chicas miraron a la rubia quien levantó la mano con una sonrisa culpable.

-Bueno… - dijo Himeko arrancando el automóvil – poneros el cinturón y agarraros fuerte a algo, iré por el camino largo.

Las chicas se pasaron el camino contado los gritos que pegaba Souma ante una curva especialmente cerrada y planeando como dejarlo en su casa, finalmente decidieron dejarlo colgado de un árbol, amordazado y una nota explicativa para el padre pegada a la frente con un chicle. El chico no podía estar más furioso y juró vengarse de todas. Ellas simplemente se miraron y rieron.

OoOoO

Pasaron un día agradable las tres juntas, Tateishi intentaba que Chikane no tuviese que hacer nada, mientras que Himeko… Himeko simplemente confiaba demasiado en su suerte.

-Buenas noches… -dijo Himeko levantándose del sofá en la sala del piano – mañana tengo que atender unos asuntos importantes.

-La vida de empresaria no es tan fácil ¿A qué no? –dijo Chikane con una sonrisa sádica desde la ventana.

-La verdad Chikane-Chan… no sé como la hacías y Tateishi… -dijo la chica mirándola – gracias.

-¿Tateishi? –Dijo la chica con una mueca – Ayu-Chan mejor… y no me des las gracias, recuerda que estoy intentando conseguir algo que te hará la mar de infeliz.

Himeko simplemente se encogió de hombros y sonrió segura de que Chikane no la amaba, pobre Himeko… si tan solo dejara de dar las cosas por sentado y se interesase más…

Tateishi se levantó y acarició las teclas del piano con lentitud, cerró la tapa de las cuerdas y se sentó encima, Chikane comenzó a tocar y entre la tapa cerrada y la amortiguación de la sordina el sonido fue casi imperceptible fuera de la habitación.

Ayu simplemente se acostó en el piano con las piernas colgando, cerró los ojos y comenzó a hacer que dirigía a Chikane con una batuta imaginaria en esa melodía que tanto conocía.

-Y dime… -dijo Chikane sin perder el hilo de la melodía - ¿Dónde dormiste anoche?

-Aquí… -dijo la chica sonriente- no me apetecía buscar un cuarto.

Chikane se levantó, y agarró a Tateishi de las caderas acercándola a ella, tras eso le paso una mano por la nuca la incorporó y la abrazó mientras le hacía una petición en un susurro.

-Bésame…

Tateishi negó con la cabeza, por lo que Chikane le robó un beso.

-Himemiya no me obligues a hacerte una llave o algo así… díselo… si se lo dices te besaré cuantas veces me pidas, pero así no… es cruel…

-Te quiero… -dijo Himemiya acariciándole los costados a la chica y besándole el cuello.

-¿Tú la quieres? –dijo una voz desde la puerta.

Ambas chicas se volvieron alarmadas, al parecer Himeko no se había marchado. Chikane no contestó y Tateishi se colocó bien la camiseta negra que llevaba puesta.

-Contéstame Himemiya… -dijo Himeko caminando hacia ella.

-Sí… -respondió Chikane sin mirarla.

Himeko levantó el brazo y le cruzó la cara, rápidamente Ayu fue a interponerse.

-No hagas eso… las dos somos culpables… -dijo la castaña.

-Tú al menos fuiste sincera, ella no… -dijo Himeko- no me dijo ni una palabra.

-Para que… -dijo Chikane tocándose donde Himeko le había pegado- ¿para que vuelvas a cambiar de opinión otra vez? ¿Para ilusionarme y que luego te vayas?

El rencor hacia mella en Chikane, en esos días no hizo absolutamente para recuperarla, no movió un dedo mostrando interés.

-Me destrozaste Himeko –dijo Chikane- no comía, no dormía, no bebía… cuando Ayu me encontró era una especie de Zombie, vivía porque sabía que era lo correcto nada más…

Himeko se sentó en el sofá intentando asimilar lo que oía.

-Ella me besó una noche escapando de unos chicos, argumentando que era su novia, así nos conocimos –continuó –y Ame No Murakumo nos llamó a su presencia, me puso en la misma situación que tú pero con una ligera diferencia. No podemos permanecer demasiado tiempo separadas, nos agobiamos, nos ahogamos… es como si nos impidiesen respirar. Poco a poco fui desarrollando por ella algo diferente al deseo y la lujuria que el Dios nos proporcionó.

-¿Entonces vosotras habéis…? –dijo Himeko blanca.

-No-respondió Tateishi tajante – nunca. Siempre fuimos muy claras respecto a eso… si hiciésemos eso tu amor y el de Makoto se habrían borrado para siempre.

-O sea… que lleváis dos años durmiendo juntas, deseándoos hasta un punto que duele y ¿no habéis hecho nada? –Preguntó Himeko impresionada y con una sonrisa - ¿No hiciste nada por mí?

Chikane asintió y Ayu puso mala cara.

-Himeko, Ayu… es hora de que ponga mis cartas sobre la mesa y sea sincera con las dos… tengo que empezar a decidirme… esto no es justo para ninguna de las tres…

Ambas chicas asintieron esperando a oír el veredicto de Chikane.

 CONTINUARA

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