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lunes, 15 de marzo de 2010

Lecciones de Perdón - Capítulo 10


Capítulo 10: Vamos a jugar…

-Natsuki… creo que deberías controlarte un poco a la hora de conducir – decía Shizuru bajándose de la moto delante de la residencia.

-Esa señora se lanzó a la carretera, lo viste igual que yo… -respondió la morena cogiéndola de la mano y dirigiéndose al interior del edificio de manera apresurada.

-Era un paso de peatones Natsuki… -respondió Shizuru sonriendo y dejándose arrastrar- tenía todo el derecho a pasar. No hacía falta darse tanta prisa…

Llegaron a la puerta de su habitación  y Natsuki apoyando a su chica contra la madera le puso una mano en la cintura y apoyo la otra al lado de su cabeza al tiempo que acercaba sus rostros diciendo:

-Me has encendido Shizuru… hasta un punto que no te puedes ni imaginar… Quema… realmente tu fuego abrasa…

Shizuru sintió su aliento embriagador en sus labios y su temperatura aumentó, se acercó un poco más a ella con intención de besarla, pero cuando prácticamente estaban a escasos milímetros, reparo en lo que había a su alrededor. Estudiantes, muchos estudiantes con la respiración acelerada y las miradas clavadas en ellas. Puso la mano en el pomo y con un movimiento rápido entro en la habitación girando a Natsuki y cerrando la puerta con su espalda, de manera que invirtió las posiciones.

-El cazador, de pronto es la presa… -dijo la castaña con una sonrisita.

-Los cazadores no se rinden – rugió Natsuki besando a la chica con violencia.

Sin perder su posición en la puerta, la morena apretó a la castaña contra su cuerpo intentando fusionarse con ella, daba igual cuanto la besara, cuanto la abrazara, cuanto la tocara… nunca sería suficiente… siempre desearía más. Y fue en ese momento en el que descubrió el significado de amar, de amar hasta límites insospechados, perder la razón y el sentido por alguien…

Se separó de ella y la miró a los ojos profundamente, perdiéndose en ellos, dando gracias al destino por haberlas convertido en compañera de cuarto.

-No puedes imaginarte lo mucho que te quiero… -dijo la morena en un murmullo y caminando hacia el centro de la habitación sin perder el contacto visual.

-Puedo Natsuki… porque yo… -Shizuru se interrumpió a mitad de la frase y miró con el  gesto fruncido hacia la puerta, alguien llamaba.

-Ignóralo y mírame a mí… - dijo Natsuki poniendo sus manos en las mejillas de la castaña y volviendo su rostro hacia ella – solo a mí.

Shizuru sonrió y la besó, pero cuando la insistencia de los golpes se hizo demasiado pesada, se giró violentamente hacia la puerta con un gesto de ira y gritó:

-¡QUE!

-Shizuru-San… - dijo una débil voz al otro lado de la puerta - ¿puede abrir por favor?

Ambas chicas abrieron los ojos de manera desmesurada en un gesto de sorpresa, el profesor estaba en su residencia.

Shizuru se dirigió a recibirle con toda la calma que fue capaz. Tal vez se había pasado un poco con sus acciones hacía el hombre.

-Perdone mi contestación profesor… -dijo Shizuru abriendo la puerta con una sonrisa – pero todo el mundo sabe que me molesta mucho que me interrumpan cuando estoy estudiando…

-No pasa nada Shizuru-San –dijo el profesor con una sonrisa tonta – venía a devolverle su cartera… se la olvidó en la clase…

La chica sintió como si algo le acariciase la mano que tenia agarrando la puerta y cuando miró a ver de qué se trataba, un color rojizo acudió a sus mejillas de manera inmediata. La ropa interior de Natsuki se encontraba junto a su pie derecho justo detrás de la puerta. A pesar de que sabía que no debía a causa de la presencia del profesor, miró lentamente hacía donde se suponía que estaba la chica, la encontró desnuda, recostada en la silla del escritorio y dedicándole un cruce de piernas digno de admiración hasta para la mismísima Sharon Stone.

Las pupilas de la castaña se dilataron enormemente, su boca se abrió, su cuerpo tembló, su rostro enrojeció y su libido aumentó.

-Shizuru-San… ¿me está escuchando? –decía el profesor notando que la chica miraba a algún sitio al cual él no podía acceder.

-Sí… sí… -decía la chica mientras observaba como Natsuki recorría su propio cuerpo con un dedo al tiempo que le guiñaba un ojo – cartera… mía… sí… gracias…

-Shizuru-San… ¿se encuentra usted bien? –volvió a preguntar el profesor.

Fujino, ya harta del profesor se obligo a si misma a poner una sonrisa falsa en el rostro coger la cartera y darle las gracias al hombre, despidiéndolo abruptamente aludiendo un dolor de cabeza horrible. Cuando finalmente cerró la puerta, volvió su cuerpo rápidamente hacia Natsuki y comenzó a caminar hacia ella.

-¡Quieta! –ordenó la morena con gesto serio levantando un dedo.

Shizuru se sorprendió por el repentino cambió de Natsuki y no pudo evitar hacerle caso, era como si su cuerpo no reaccionase hacia sus propios deseos, Natsuki era su dueña, y solo cedería ante sus peticiones.

Natsuki levantó una pierna y la acarició al tiempo que decía:

-Arrodíllate y bésala.

La respiración de la chica se aceleró y no dudó un segundo en hincar la rodilla en el suelo y sujetar el pie de Natsuki como el mayor de los tesoros.  La miró a los ojos y Natsuki pudo apreciar sumisión, la gran Shizuru Fujino era un peluchito en sus manos y eso fue algo que le causa una sensación que no había sentido en años... que no sentía desde que dejó de ser una Hime… se sentía poderosa.

Cuando la castaña acercó su rostro al pie de Natsuki y lo recorrió con la lengua, la morena exhalo un suspiro de placer, el tacto era húmedo, cálido, delicado y a la vez tan agradable… acarició su pierna desde la rodilla hacia la zona inferior sin desatender los besos que estaba llevando a cabo en sus dedos. En un momento dado Natsuki tuvo que contenerse para no soltar una risita, pues la ex presidente había encontrado uno de sus puntos débiles, razón por la cual retiró gentilmente su pierna y se volvió a sentar en la silla, dejando a Shizuru con un gesto que denotaba tristeza por haberle privado de su “juguete” y a la vez ansia por saber que pasaría. Ese juego le estaba gustando a Fujino, siempre pensó en sus encuentros con Natsuki y desde luego… no eran para nada como los estaba viviendo, en ellos siempre había una Natsuki ruborizada como a ella tanto le gustaba que se entregaba tímidamente. Hasta hace nada pensaba que no había nada mejor que hacer enrojecer a Natsuki, pero la realidad… la realidad superaba a la ficción hasta límites insospechados.

-Shizuru… vamos a jugar… -dijo Natsuki con un tono sexy arrastrando las silabas – yo te voy a dar dos opciones… y tú solo podrás escoger una de ellas… nada más… que yo repita alguna en algún momento… -continuo sopesando la cabeza a ambos lados - es cosa mía… ¿te parece bien?

Shizuru solo asintió al tiempo que clavaba su mirada en los pechos de la morena, deseaba tanto tocarlos, estrujarlos, lamerlos, succionarlos, besarlos… los quería para ella… pero algo en su interior le decía que el juego de Natsuki era una mejor idea, algo en su interior le decía que realmente descubriría cosas nuevas en esa aventura.

-Qué prefieres… - comenzó la princesa de hielo cruzando las piernas – quitarte la ropa lentamente para mí, excepto la interior… o que descruce las piernas…

Shizuru lo sopesó momentáneamente… sentía calor, mucho calor… pero a la vez quería ver a Natsuki en todo su esplendor… y si la chica descruzaba las piernas… sentiría más calor... finalmente comenzó a quitarse su ropa con una mueca de desagrado. En un primer momento lo hizo de manera tranquila y mirándola, pero cuando el rostro de Natsuki se tornó con una mueca lujuriosa no pudo soportarlo y necesitó apartar la mirada, el poder que esa chica ejercía en ella conseguía nockearla.

-Besarme… o que te quite la ropa interior a mi manera… -dijo la morena con un tono que implicaba misterio y morbo.

La castaña comenzaba a sudar… esos labios la estaban llamando como un reclamo desde que entro en esa habitación… pero la manera en que dijo lo otro sonaba tan bien… Natsuki era una persona especial y sabía que el quitarle la ropa interior iba a traer alguna agradable sorpresa, así que no puedo evitar contestar con un suspiro.

-Ropa interior…

Con una sonrisa maquiavélica en el rostro, la menor se levantó mostrándole brevemente a Shizuru el tesoro que escondía entre sus piernas, aumentando de este modo su impaciencia y sus ansias de poseerla durante horas.

-Puedes mirar… pero nada de tocar… -dijo Natsuki prácticamente en un maullido.

Dio una vuelta alrededor de Shizuru acariciándola con un solo dedo, aumentando la expectación y el deseo de la castaña, que sentía como su ropa interior no podía estar más empapada. Con una sonrisa inescrutable Natsuki abrió el broche del sujetador de Shizuru y lentamente deslizó la prenda fuera de su lugar acariciándola en el proceso, ese ligero roce provocó en la chica un estremecimiento… pero no le dio ni tiempo a disfrutarlo, pues Natsuki se metió su pezón izquierdo en la boca y succionó, provocando que soltase un gemido de placer. Deseo tocarla… deseo abrazarla… deseo recorrer cada centímetro de su cuerpo con sus labios… deseo todo eso hasta que Natsuki agarró la inferior de su conjunto de lencería con los dientes y comenzó a tirar de ella hacia abajo, rozando con su nariz el punto más sensible de su anatomía.

-Esto es el paraíso… -murmuró Shizuru para sí misma – mezclado con el infierno.

Natsuki compuso una sonrisa para si misma y acarició los glúteos de la mayor para a continuación soltar una ligera brisa de aire sobre el punto en el que momentos antes se encontraba su nariz, haciendo que Shizuru gimiera casi inaudiblemente y posase sus manos en los hombros de la morena para no perder el equilibro y caer al suelo,
, para acto seguido recorrerlo con la lengua y succionarlo con la mayor de las dedicaciones, ni siquiera a su propia motocicleta la trato de esa manera tan especial jamás.

Shizuru creyó morir… y si muriese tampoco le habría importando mucho pues realmente estaba en el cielo. Pero no todo el monte es orégano… y cuando la chica se separó sintió que no aguantaría mucho más.

-Qué prefieres ahora… -rió la chica mientras se sentaba en el escritorio como si nada hubiese pasado – tocarme y terminar esta pequeña tortura…

-¡Tocarte! –respondió Shizuru dando un paso al frente.

-No me has dejado terminar Shizuru… - dijo Natsuki entrecerrando los ojos – por favor… toma asiento.

-Ara, ara… -dijo Shizuru sentándose – no sé para qué me siento si me levantaré ahora…

-O que me toque para ti… -termino Natsuki con un ronquido.

El corazón de Shizuru brinco, su estómago se escogió y su respiración desapareció. ¿Natsuki tocándose? Toda la sangre le abandonó el cuerpo… tenía que ver eso… ¡necesita ver eso! por lo que se recostó en la silla.

Cuando Natsuki abrió sus piernas lentamente, Shizuru vio la humedad de la zona y cerró los ojos durante un breve periodo de tiempo, intentando tranquilizarse… si no relajaba su respiración acabaría desmayada y lo peor de todo es que sabía que Natsuki estaba disfrutando de esa situación, por mucho que intentase aparentar tranquilidad deseaba ser tocada por ella.

Cuando separó los pliegues y recorrió lentamente la zona con su dedo índice suspirando se agarró con fuerza a los brazos de la silla hasta que sus nudillos se pusieron blancos.

Pero cuando Natsuki comenzó a masajear la zona introdujo uno de sus dedos y comenzó  a gemir al tiempo que la miraba fijamente a los ojos y se mordía el labio inferior en in gesto de total extasis.… perdió el control…

Se levantó tirando la silla hacia atrás y agarró a Natsuki pegándola a su cuerpo para besarla de una manera totalmente violenta y carnal, la saliva discurría por la comisura de sus bocas al tiempo que su lenguas mantenían una batalla encarnizada.

-No lo soporto más… -dijo la castaña agarrándola del pelo y tirando de él hacia abajo  para que la chica mostrara su cuello – no lo soporto Natsuki… -añadió para después besar, lamer y morderlo – tengo que hacerte mía en este mismo momento…

Ese gesto de violencia y pasión provocó que Natsuki entrase en la espiral del descontrol, había aguantado muy bien sus impulsos todo ese tiempo, pero ya era tarde… Shizuru era increíble y lo que más deseaba en ese momento era sentirla dentro de ella.

Como si leyese los pensamientos de la morena, Fujino la bajó de la mesa y le dio la vuelta, llevando su mano derecha a su pecho y apretándolo, al tiempo que introducía tres dedos la izquierda en ella con un rápido y certero movimiento sin poder evitar lamer y morderle el hombro.

Natsuki gritó de puro placer, sentía la lujuria recorrer su cuerpo y los dedos de Shizuru en su interior conseguían que gimiese de manera descontrolada, pero no podía disfrutar ella sola, ese único pensamiento coherente permanecía en su mente, tenía que devolver todo el placer y gozo que sentía, por lo que comenzó a mover las caderas mientras se apoyaba con los brazos en el escritorio para mantener el equilibrio, friccionando así el punto sensible de Shizuru.

La ex presidenta aumentó la presión contra Natsuki y  comenzó a mover la mano con un ángulo diferente para masajearle el clítoris a Natsuki al mismo tiempo que la penetraba. Les daba igual si el mundo se destruía, si el edificio se quemaba, realmente hasta les daba igual el saber que los vecinos tenían que estar escuchando todo  ninguna era capaz de reprimir los gemidos que se proporcionaban la una a la otra.

-Voy… a enloquecer… -decía Shizuru aumentando la presión ejercida en el pecho de la chica al sentir el interior de Natsuki comenzar a contraerse– Sigue… por favor… un poco más rápido… ya falta poco…

La morena cerró los ojos y se empujó hacia atrás provocando que ambas cayesen al suelo, rápidamente se sentó y tiró de Shizuru para que sentase con ella uniendo sus centros para comenzar un movimiento de vaivén y fricción que las llevó al mismo cielo. Sudor, saliva y fluidos se mezclaban por doquier, Natsuki amaba el sabor salado que tenía el cuerpo de Shizuru en esos momentos. Sus cuerpos prácticamente dolían pero las chicas se obligaron así mismas a continuar con los movimientos y a aumentar mas la presión y la velocidad si cabe. Natsuki bajó su rostro y aagarró uno de los pezones de Shizuru con las boca y lo lamió con afán:

-Natsuki… juntas por favor… juntas… -gritó Shizuru totalmente fuera de control – vámonos juntas.

Y besándola apretó sus manos en torno a sus caderas hasta que por fin un gran orgasmo las inundó a ambas en medio de un temblor descomunal.

Las chica aun unidas se dejaron caer para atrás respirando muy dificultosamente.

-Ahora tendremos que arrastrarnos hasta la cama… -dijo Natsuki quien la veía muy lejos a pesar de estar a escasos metros.

-Vale… pero me das mimos… -respondió Shizuru levantándose con una mueca de dolor – y después de los mimos me das mas de lo mismo.

-Más de lo mismo será complicado – dijo Natsuki tirándose en la cama al lado de la castaña y acogiéndola en sus brazos – pero algo parecido puede ser…

CONTINUARA

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