Busca aqui :D

lunes, 15 de marzo de 2010

El capricho de los dioses - Capítulo 7

Capítulo 7: Soy Himemiya Chikane


Las flores estaban en su sitio, las luces colocadas, la comida preparada, todo engalanado y los invitados… llegando… lamentaba haber metido a Otoha-San en todo ese asunto… pero la necesitaba…

[¿Qué sentido tiene hacer esta fiesta e invitar a tanta gente si realmente soy una apartada social?] Pensaba Chikane con una mueca en la cara [O me tomo esto con simpatía o me pongo a llorar…]

Chikane saludaba a todo el mundo con una sonrisa y una inclinación de cabeza.

[Me pregunto quién será ese…] pensaba la chica mirando a un varón más o menos de su edad que no le sonaba de haberlo visto jamás [¿Lo he invitado yo?] Lamentablemente ese pensamiento se repitió varias veces más…no conocía a casi nadie.

Saludo a todos sus invitados uno por uno, pero con una excepción Oogami Souma, en el momento que lo vio entrar, llamó a una de sus sirvientas.

-Dígame señorita… -dijo la sirvienta extrañada por el llamado.

-¿Ves a ese chico de ahí? – le dijo Chikane sin señalarlo - ¿el moreno?

-Oogami Souma ¿no? – dijo la chica con una sonrisa – sí, lo veo. Es amigo de la señorita Kurusugawa.

-Bien… quiero que le tires por encima una copa de champagne – dijo Chikane con una sonrisa – simulando obviamente que fue un error, luego te llamare y te mandare a descansar.

-Señorita… no debería hacer eso… -respondió la chica ruborizándose – no estaría bien visto.

-Un mes de vacaciones pagadas empezando desde que salgas de esta habitación – dijo Chikane levantando una ceja.

-¿No prefiere que le tire vino tinto señorita? –Respondió la chica con una sonrisa – mancha más…

-Buena observación… que sean dos meses… -respondió Chikane guiñándole un ojo y caminando hacia el centro de la habitación.

La chica no pudo evitar quedarse sin aliento ante el gesto de la morena. Pero si a ella le gustaban los hombres… cuanto poder de seducción tenía esa chica a pesar de contar con la recién adquirida edad de 17 años. Fue en ese momento que la joven sirvienta pudo atisbar por primera y seguramente ultima vez en su vida, la niña que había dentro de Himemiya Chikane.

Todo  se sucedió como Chikane había planeado y esta no puedo evitar que una sonrisa de satisfacción le recorriese el rostro cuando Souma y su hasta entonces impecable esmoquin salieron de la habitación tintados en un color rojo sangre. La sirvienta se acercó a Chikane simulando estar arrepentida y esta salió con ella fuera de la casa, le dedico una sonrisa y le dijo:

-No quiero verte por aquí en dos meses –y sacando un sobre abultado del bolso negro que llevaba añadió – toma, por un buen merecido trabajo. Vete de vacaciones a alguna playa paradisiaca, cómprate algo  o simplemente guárdalo.

La chica acepto el sobre como en trance… sí realmente las cosas habían cambiado desde la muerte de patriarca Himemiya y por lo que parecía para mejor.

Antes de marcharse hecho una última mirada a Chikane, su elegancia era innata, había nacido con ella claramente y ese vestido de tirantes largo de seda con escote y espalda al aire en color negro, lo denotaba aun más.

-¿Así que a eso te dedicas ahora? – Dijo una voz a la espalda de Chikane- ¿A convencer a las sirvientas de que hagan ese tipo de cosas por ti?

La morena se dio la vuelta y miró a Himeko con sorpresa, estaba guapísima con un vestido palabra de honor con una tonalidad azul que hacía juego con los ojos de la sacerdotisa lunar. Cuando se dio cuenta rápidamente cambió su rostro transformándolo en una máscara de falsa serenidad y contesto:

-Al menos no me dedico a meterte ideas vergonzosas o equivocadas en la cabeza.

-¿Cómo puedes saber eso? – dijo Himeko abriendo mucho los ojos.

-En primer lugar… ¿Dónde hablaste por la mañana con Souma? Frente al jardín de las rosas… ¿Tan distraída estabas que ni cuenta de diste? – respondió la morena dándose la vuelta con una hondeada de cabello – y en segundo lugar… no soy tonta, mal que te pese, te conozco… y algunos comentarios que me has proferido… claramente no eran tuyos, no eran tus palabras.

Himeko solo miró su largo pelo sin decir nada y se acercó varios pasos hacía ella para tocarle un hombro, Chikane sentía tu corazón latir más aprisa a cada paso que daba la rubia y se desbocó por completo cuando la tocó. Se dio la vuelta tomó tu mano y dijo claramente:

-Estoy harta de juegos de niños Himeko, quiero besarte.

Himeko retrocedió aterrorizada, provocándole a Chikane una sonrisa triste, agacho la cabeza y la ladeó de un lado a otro diciendo:

-También te ha convencido con eso ¿no? Crees que volveré a cometer errores del pasado, que te volveré a obligar a hacer “eso” como tú lo llamas… no voy a cometer todos los errores anteriores y menos ese.

Himeko la miró arrepentida.

-Lo siento, yo…

-¿Tú qué? – Dijo la chica con una risa sarcástica - ¿Me amas? ¿Me vas a venir con esas otra vez? ¿De verdad me amaste tanto como me decías?

-Yo aun te sigo amando – respondió Himeko con lágrimas en los ojos – Chikane-Chan, sigues en mi corazón.

Chikane comenzó a andar con un gesto furioso hacía Himeko, quien retrocedió instintivamente.

-¿Se puede saber qué clase de amor es ese? En dos días… un crio estúpido y egoísta ha conseguido que dudes de mí, ha conseguido que te olvides de haber quedado conmigo, que no me mires, que no me hables y que pensases que iba a forzarte.

Himeko retrocedió aun más y tropezó con la escalera de piedra cayendo acostada sobre ella. Chikane se acercó aun más, pego un golpe con la mano aun dolorida en el escalón a la derecha de la cabeza de la rubia y dijo:

-Ese amor no vale nada para mí… te entregue todo lo que tengo, te di todo lo que soy. Eres la única persona en el mundo con la que realmente podía ser yo misma y ahora ese amor para mí no vale nada. Todos nuestros momentos juntas no son nada, todas tus palabras están vacías y carentes de significado. Me has humillado y pateado, en estos tres días has conseguido causarme más dolor que Ame No Murakumo en toda nuestra existencia.

Himeko de pronto se asusto, estaba procesando y comprendiendo las palabras que la chica le decía, aun así tuvo que preguntar:

-Chikane-Chan – dijo la chica - ¿Qué intentas decir?

-Que maldigo el día que nos encontramos de nuevo Kurusugawa – respondió la chica apretando los dientes- maldigo haberte llevado al hospital, maldigo haberte ayudado a recordar y maldigo haber puesto uno solo de mis dedos en tu cuerpo.

-Esto no puede ser verdad… -dijo Himeko sacudiendo la cabeza- es una pesadilla… esto no está pasando.

-¡Oh sí! –Respondió la morena con una sonrisa y estirándose cuan larga era – está sucediendo. Tal vez antes te amara con todo mi corazón y estuviese dispuesta a cualquier cosa, pero ya me he cansado. Me merezco un respeto y no el trato que he recibido de ti… Soy Himemiya Chikane y tú… no eres nadie…

Himeko notó como su corazón aullaba de dolor, se agarró el pecho y no puedo evitar preguntar mientras se levantaba:

-¿Antes, me amabas con todo tu corazón?

Chikane le agarró la barbilla con las manos y la obligó a mirarla directamente a los ojos:

-Te contare la segunda única cosa en la que tu querido Souma tenía razón… -dijo la chica sonriendo – del amor al odio hay un paso.

Y robándole un rápido beso en los labios carente de cualquier sentimiento abandonó la estancia, dejando a Himeko sola y abatida pensando que se merecía eso y más.

OoOoO

Cuando Souma volvió a la fiesta y no encontró a Himeko ni a Chikane dentro se preocupó, no le gustaba dejar a la rubia tanto tiempo con ella, podría reconquistarla en menos de lo que canta un gallo. Recorrió todo el lugar y al no hallarlas decidió salir al exterior, en donde encontró a Himeko acurrucada y llorando amargamente:

-¿Qué te ha ocurrido? –Pregunto el chico orgulloso de poder ser su paño de lágrimas- ¿Qué te ha puesto así?

-Chi… Chikane-Chan… - dijo la chica entre sollozos – me ha dicho que me odia… que todo lo vivido conmigo es un vacio y que no soy nadie…

-Chssst… -dijo Souma acunándola – ahora estoy yo contigo Himeko, nada malo te pasará. Ya te advertí que Himemiya volvería a hacer todo lo que hizo en el pasado.

En ese momento Himeko se sobresaltó y recordando la frase de Chikane ató cabos.

- No voy a cometer todos los errores anteriores…

Le había confesado prácticamente a la cara que si iba a cometer alguno… Chikane quería que la odiase otra vez… se retiraba… le dejaba el paso libre… ahora lo comprendía… ella la amaba, pero estaba haciendo lo que sabía que Souma jamás haría, dejarle el camino al otro para que ella dejase de sufrir, se tragaría toda la pena, otra vez…

Sin pararse a pensar lo que hacía apartó a Souma de un empujón y salió corriendo en pos de la sacerdotisa lunar, tenía tantas cosas que decir… tanto por lo que disculparse…

OoOoO

-Señorita… ¿Está segura de esto? – Decía Otoha ayudando a Chikane a cargar sus cosas en el coche - ¿No quiero replanteárselo al menos?

-Cuida bien de Himeko – le dijo Chikane con una sonrisa – es lo más importante para mí. Confió en ti y sé que lo harás bien.

-Señorita… -dijo Otoha con lágrimas en los ojos – yo…

-No digas nada… eres lo más parecido a una hermana que he tenido –dijo Chikane con una sonrisa y sin poder contenerse abrazo a la mujer – nos veremos otra vez… en algún tiempo… pero nos veremos otra vez… Cuídate tú también Otoha.

-Lo mismo digo… - y dudando entre sí decirlo o no finalmente lo hizo – Chikane.

La morena la miró primero con sorpresa y luego su sonrisa se hizo aún más pronunciada, se metió en el coche y simplemente se alejó de todo lo que amaba sin mirar atrás.

Cuando Himeko llegó a la entrada de la mansión Himemiya ya era tarde… el coche acababa de desaparecer en la entrada.

-¿A dónde se va? –Preguntó Himeko desesperada a Otoha – Necesito saberlo, ¿A dónde quiere ir?

-Creo que ni ella misma lo sabe… -respondió la chica con mirada ausente y sacando un sobre se lo entrego – me ha dejado esto para usted.

Himeko abrió el sobre y leyó la carta que Chikane le había dejado:

Kurusugawa:

No me trates de buscarme porque no me encontrarás, olvídame y rehaz tu vida con Oogami Souma, el ala derecha de la mansión es tuya, vuestra si prefieres llamarlo así, pero la izquierda sigue siendo de mi propiedad y algún día volveré para reclamarla. Suerte en los estudios y con tu empresa.

Himemiya

P.D: Tienes las notas que te dije para manejar tus acciones y decisiones en el primer cajón de la derecha de la mesa de mi despacho.

Himeko cayó de rodillas llorando a lágrima viva en la entrada de la mansión preguntándose como había permitido que todo llegase a esa situación.

A un par de kilómetros de allí, una chica morena en el asiento de atrás de un automóvil recordaba bellos momento con una mujer rubia mientras las lágrimas resbalaban silenciosas por su rostro.

OoOoO
2 años después
OoOoO

Himemiya Chikane se estiraba en su excesivamente cómoda y carísima cama pensando en que el tiempo volaba, ya habían pasado dos años desde que abandonó su mansión y se dedicó a recorrer el mundo. Los exámenes no habían supuesto una molestia, los hacía en cualquier instituto de cualquier país y los enviaban a casa, los resultados de estos como no… siempre perfectos…

Un movimiento a su lado la hizo despertar de la ensoñación y miró a su derecha, una chica de pelo largo se movía a su lado, se acercó a ella le beso el hombro y le susurró:

-Bueno días princesa ¿Qué tal has dormido hoy?

La aludida abrió del tomo sus inmensos ojos grises y murmuro:

-Fatal… me has tenido despierta hasta las tantas Himemiya… y deja de hacer eso… ya no estamos espantando a nadie.

La sacerdotisa de la luna se rió, le encantaba hacerle ese tipo de cosas a su amiga. Tateishi, Ayu tenía su edad, y más o menos su estatus social, no tan exagerado, pero si alto. Se la encontró al mes de su viaje en París y habían estado el resto del tiempo juntas, solo como amigas, las dos habían pasado por un desengaño amoroso y encontraron el consuelo que buscaban en sus palabras. Se hicieron tan intimas que acostumbraban a dormir en la misma cama y cuando alguien se acercaba a alguna hacían ver que eran pareja.

-No te mantuve despierta hasta las tantas Tateishi… te mantuviste tu sola… porque nadie te mandaba mirar el televisor.

Ayu, sacudió todo su pelo castaño cuan largo era y se dirigió a la ducha mientras decía:

-Me importa poco lo que intentes Himemiya, volvemos a casa. Te guste o no…

Chikane hizo una mueca, no quería volver y verla, pero por otra parte ¿Cómo estaría? ¿Habría cambiado? Vaya tontería… claro que había cambiado… ¿no cambio ella misma en ese tiempo? ¿No tenia mas cuerpo de mujer que antes? Pero se lo había prometido a Tateishi.

Maldita seas Tateishi! Serás mi perdición…

Una sonrisa amortiguada por la puerta del baño fue la única contestación que recibió la chica.

OoOoO

Kurusugawa Himeko se encontraba en el despacho como siempre que tenía tiempo libre, admirando el libro que tan recelosamente guardaba de la vista de su novio Oogami Souma, en él se podían ver toda clase de recortes de Chikane.

“Himemiya Chikane ha sido vista en Roma”; “El ultimo concierto interpretado por la señorita Himemiya en el Teatro Real de Madrid ha sido todo un éxito”; “La heredera de la familia Himemiya se adapta perfectamente al look Europeo”

Y como ese muchos más… la echaba de menos, hacía ya dos años que no hablaban y todo por su inconsciencia. Ella era feliz con Souma, por lo menos seguro que los sentimientos de Chikane ya habrían sido borrados como Ame No Murakumo dijo, pero de los suyos no le explicaron nada. Se recostó en la mesa y no pudo evitar recordar la experiencia vivida con Chikane sobre ese mueble, sonriendo para sus adentros, eso también lo echaba de menos. No es que con Souma no fuese bien, era simplemente no que estaban TAN bien como con Chikane, estaba… psss… pasable…

OoOoO

-Seguro que aun nos queda algo por ver… -decía Chikane con desesperación – alguna ciudad, algún monumento ¡ALGO! –Para después añadir suplicando – Por favor… no me hagas volver…

-Te vas a enfrentar a tus miedo Himemiya… -decía Tateishi arrastrándola por el aeropuerto – la vas a ver y le vas a hablar ¿entendido?

-Pero… -comenzó la chica a protesto.

-Ni peros ni nada… -respondió Ayu sacando todo el temperamento – llevo dos malditos años escuchándote suspirar por ella, y sinceramente o vas tú o voy yo sola, y ya sabes que eso no sería bueno.

Chikane se estremeció ante la simple idea de que Tateishi fuese sola a su casa.

-Buena chica… -dijo la chica cuando Chikane comenzó a andar por sí sola.


OoOoO

-Bonita casa… -dijo Tateishi mirándola desde la entrada y chasqueando la lengua – algo más grande que la mía.

-No te preocupes – le dijo la chica- en esto ganas tú, solo la mitad izquierda es mía, la derecha es de ella.

Ayu Tateishi mostró una sonrisa triunfal ¡por fin ganaba en algo!

Cuando Chikane iba a agarrar el pomo de la puerta de su antigua casa esta se abrió de repente y vio a Himeko saliendo del interior y gritando:

-¡Ahora vuelvo Otoha-San, voy a…! – pero se detuvo abruptamente cuando vio a Chikane parada delante de ella.

-¿A qué va señorita Kurusugawa? – dijo Otoha acercándose, pero cuando llegó y vio a Himemiya comprendió el porque del silencio.

-Desmayarme… -dijo la rubia antes de caer redonda.

-¡Himeko por Dios! – dijo Chikane con las manos en la cabeza corriendo hacía ella.

-Vaya… esta tía es guay- dijo Tateishi sonriendo – Me da que me lo voy a pasar muy bien estos días.

CONTINUARA 

1 comentario: