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lunes, 15 de marzo de 2010

Lecciones de Perdón - Capítulo 9


Capitulo 9: Después quiere decirlo todo
Cuando Shizuru se hubo perdido de vista, Natsuki se volvió a colocar el casco y salió de los terrenos de la universidad haciendo un caballito, necesitaba volver a la residencia a por unos libros y quitarse de encima todas las miradas curiosas. Después de todo le esperaba una larga tarde de estudio regida por los nervios y la inquietud.

OoOoO

-Shizuru-San… -decía Akane en voz baja a la chica- ¿A ti no te asustan?

-Ara, ara… -murmuró Natsuki mientras seguía tomando apuntes- tampoco será para tanto…

-Pero mira a tu alrededor… -decía la chica acongojada – esas caras de histeria meten miedo…

-Akane… realmente lo único que me importa ahora mismo es “después” –dijo Shizuru sin levantar la vista de los apuntes.

-¿Después? –Preguntaba Akane sin entender nada - ¿Qué quiere decir exactamente después?

-Pues, después… quiere decirlo todo… -contestó la chica disimulando una sonrisa – y ahora atiende a la clase, porque te juro que no te dejo ni un solo apunte.

Akane hizo una mueca y centro su atención en la explicación de la materia, si Fujino no estaba preocupada, ella no debía preocuparse tampoco, después de todo… ¿Qué podían hacer una panda de estudiantes? ¿Acosarla? Tampoco sería para tanto…

OoOoO

Cuando Shizuru salió de su aula, tuvo que dar un par de rodeos para evitar los acosos de los estudiantes, realmente siempre le había resultado molesto que la siguiesen a todas partes, pero de esta vez era diferente y Shizuru sabía porque… aquellas personas que solo habían escuchado el rumor y no vieron realmente lo ocurrido con Natsuki en el aparcamiento estaban ávidas de información y querían comprobarlo por ellas mismas. Por una parte estaba contenta, ya que no tendría que andar ocultando su relación con Natsuki, pero por otra estaba bastante molesta pues realmente sí que tendría que ocultar su relación con Natsuki ya que los estudiantes eran un saco enorme de morbosidad que las estarían persiguiendo todo el día. Suspirando llegó al aula donde había quedado con la morena y cuando agarró la manilla de la puerta sintió su corazón brincar.

[Soy Shizuru Fujino…] Se repetía interiormente [tengo que relajarme…]

Tras hacer un par de aspiraciones entro en la estancia y cerró la puerta tras de sí buscando a Natsuki, eso era lo único que le importaba ahora mismo… ella. La miró y su corazón volvió a saltar, estaba en la mesa del profesor de espaldas a ella, con el pelo recogido en una coleta alta que oscilaba a cada pequeño movimiento de la chica dejando entrever la piel de su cuello. Bajó las escaleras atraída por ella, sin enfocar nada más, casi sin hacer ruido, pero haciendo el suficiente como para que Natsuki fuese consciente de su presencia.

La castaña llegó a la altura de Kuga y dejando caer su bolsa la abrazó por la cintura y la pegó fuertemente a ella, acercando su nariz a su cuello y respirando el aroma. Natsuki por su parte, puso uno de los brazos encima de los de Shizuru y el otro en su cabeza demostrando así que aceptaba el abrazo.

-No he dejado de pensar en ti en todo el día Nat… su… ki… -Dijo la castaña de un modo turbador – me has acompañado a cada momento en mis pensamientos.

-Tengo que recoger esto… ayúdame y nos vamos que tengo la moto fuera –respondió Natsuki en un susurro.

Shizuru reaccionó dando la vuelta a la chica y apoyándola en la mesa del profesor al tiempo que le acariciaba todo el lateral del cuerpo.

-Shizuru ¿Pero que…? –comenzó Natsuki en un susurro, pero fue interrumpida por un dedo de la castaña posado en sus labios mientras con la otra mano le deshacía la coleta.

-Desde el primer día que entre en esta facultad… he querido hacerte mía sobre esta mesa… -reconoció Shizuru sin perder la tranquilidad – no importaba cuanto te odiase y cuanto intentase negarlo, esa imagen acudía a mi mente una y otra vez. Y durante todas las clases de hoy, he procurado no levantar la vista de mis propios apuntes para evitar pensar en ello de nuevo.

-¿Me estás proponiendo que…? – preguntó Natsuki enrojeciendo profundamente.

-Exactamente eso… -dijo Shizuru metiendo la mas manos por debajo de la falda de Natsuki y llevándose la parte de debajo de su conjunto de lencería con ella- quiero hacerte mía, aquí y ahora…

Natsuki vio que la chica hablaba en serio y una parte de su interior se levantó con un vitoreo de orgullo ¿Cuántas personas habían soñado con estar en su situación con esa mujer durante estos años? Seguramente sería imposible contarlas… pero su parte racional hizo presencia y dijo:

-No creo que esto sea buena idea Shizuru… si nos descubren nos meteremos en un lio.

-Hagamos un trato… -respondió Shizuru besándola en la mejilla, apretándola más contra ella y acariciando la parte izquierda de su rostro con la nariz – si eres capaz de decirme tres veces la frase “acabemos esto en tu cama” de manera completa y sin equivocarte, nos marcharemos.

Acto seguido la miró directamente a los ojos y Natsuki pudo sentir que esa mirada le llegaba al alma, tragó saliva audiblemente y asintió segura de poder alcanzar el objetivo.

Shizuru se dirigió al cuello de Natsuki y comenzó a besarlo, mientras la morena intentaba serenarse y decía entre resuellos al tiempo que su seguridad flaqueaba:

-Acabemos esto… en tu cama…

Shizuru sonrió y siguió con su labor bajando una de las manos hasta el interior de su falda.

-Acabemos esto… -comenzó Natsuki, pero se detuvo al sentir la mano de Shizuru apretar su glúteo – en… -se volvió a detener al sentirla apretar su pecho derecho por encima de la camiseta al tiempo que su sentido común abandonaba su cuerpo– tu cama…

-Y van dos… -dijo Shizuru con una sonrisa picara y tras poner un gesto triunfal que denotaba que sabía que iba a ganar el trato, añadió - veamos si eres capaz de repetirlo.

-Acabemos… -Natsuki enmudeció al sentir la lengua de Shizuru recorrer su cuello hasta el lóbulo derecho de su oreja – esto... – gimió cuando la mano de Shizuru se movió hasta la parte delantera de su cuerpo y comenzó a masajear su botón, sintiendo que había alcanzado el punto de no retorno.

Shizuru esperó pacientemente unos segundos sin parar su labor, movió un poco la mano y notando la humedad de Natsuki introdujo uno de sus dedos al tiempo que decía:

-¿Dónde vamos a acabar esto Nat… su… ki?

-¡Aquí! –gritó Natsuki al tiempo que le ponía la mano en la nuca y acercaba el rostro de la chica de nuevo a su cuello.

Shizuru gruño demostrando su excitación y satisfacción, sacó los dedos de su interior, agarró a Natsuki de las caderas y la subió a la mesa de un solo movimiento demostrándole a la morena que estaba más fuerte de lo que ella pensaba. Subió la falda de Kuga con un rápido movimiento y la recostó en la dura superficie para bajar su rostro para sumergiéndose en el mar de pliegues que escondía Natsuki entre sus muslos.

La morena al sentir los labios y la lengua de Shizuru recorrerla de tal manera gimió descontrolada y cerrando el puño dio un golpe en la mesa, del cual la castaña ni se enteró. Bajó sus manos hasta la cabeza de su novia, sumergió las manos entre su pelo y la apretó más contra sí provocando que Shizuru se centrase en la parte más sensible de su anatomía y recorriese su cuerpo con una mano al tiempo que jugaba en su entrada con la otra.

-Nunca me habían torturado de una manera tan increíble – decía la chica sobre la mesa como podía – eres una diosa Shizuru…

Orgullosa por tales palabras la ex-presidenta no quiso retrasar más el momento y dirigió sus dedos hacía ese punto en el interior de Natsuki que sabía que la volvía loca, ocasionando que la chica se retorciese y de forma milagrosa que en sus movimientos no tirase nada de lo que había encima de la mesa. Cuando Natsuki sintió que su interior iba a estallar de placer, hizo acopio de toda su fuerza de voluntad, se levantó de pronto sorprendiendo a Shizuru agarró la mano que la chica tuvo en su interior y comenzó a recorrer sus dedos con la lengua de manera lenta y lasciva mirándola directamente a los ojos de manera provocadora.

La castaña sintió como en todo su cuerpo estallaban las llamas de la pasión y como toda la sangre de su organismo se concentraba al sur de su anatomía aumentando su excitación hasta un punto que dolía y el hecho de que finalmente Natsuki introdujese los dedos en su boca y los chupase cerrando los ojos y con un gesto de total placer y devoción no ayudaba a que esa sensación se paliase lo más mínimo.

-Ara, ara… -Dijo la chica intentando pensar con claridad – Creo que Natsuki prefiere una actividad más colaborativa…

-Puedes apostar que sí… -gruñó Natsuki contra sus labios y atrayéndola hacía ella.

Shizuru ya empezaba a emocionarse con la situación cuando sintieron que alguien intentaba entrar en la clase, separándose de manera abrupta y adquiriendo posiciones que diesen a entender que estaban trabajando en el proyecto de antropología, Shizuru agradecía mentalmente el haber cerrado la puerta antes de entrar en el aula.

-¿Pero se puede saber quién…? –comenzó un profesor muy joven entrando en el aula, pero al ver a Shizuru y Natsuki en posición de trabajo dijo – vaya… es usted señorita Fujino… y acompañada de la señorita Kuga… no quería interrumpir su trabajo, se ve por sus caras que estaban muy concentradas…

-Así es señor – respondió Shizuru manteniendo la calma como siempre hacía – lamento que le costase tanto entrar al aula profesor… parece ser que se cerró con pestillo por accidente cuando entre a trabajar… mis disculpas.

-No es nada señorita Fujino –dijo el profesor con una sonrisa tonta acercándose a ellas y sentándose en la mesa – si no les importa iré echando un vistazo a su trabajo.

[Vaya…] pensaba Natsuki dirigiendo su vista al suelo para evitar que se viese la sonrisa que tenía en el rostro [parece que el efecto Shizuru funciona hasta en los profesores]

Y gracias a que hizo ese movimiento la vio… su ropa interior… tirada en el suelo al lado del pie del profesor, presa del pánico y con un sonrojo más que evidente le tocó dos veces el hombro de Shizuru y se lo mostró, pero la chica lejos de escandalizarse, mantuvo la calma y le dijo al oído:

-Yo lo distraigo, tú las recoges y las metes en mi bolsa…

Shizuru Fujino sabía el efecto que causaba en ese joven y decidió aprovecharlo para salir indemnes de la situación en la que se habían metido. Se colocó detrás de la silla en la que estaba sentado y se inclinó hacia delante para mirar por encima de su hombro derecho provocando que su melena le rozara el lóbulo de la oreja y que él diera un respingo y comenzase a sudar:

-Ara, ara… profesor – dijo la chica fingiendo un gesto preocupado justo al lado de su rostro – ¿Se encuentra usted bien?

-Sí… señorita Fujino – dijo el muchacho turbado al sentir el aroma de la chica tan cerca -es solo que… no sé… hace mucho calor aquí ¿no?

Mientras Natsuki se mordía la lengua y sentía que un ataque de posesividad se iba a adueñar de ella por ver a Shizuru haciendo aquello, de manera lenta recogió la prenda que se encontraba al lado del pie del profesor sin que él si quiera lo notase y la metió en la bolsa de Shizuru, levantándose con expresión colérica tras ver como la chica le daba la razón al profesor en cuanto a lo de la temperatura y se desabrochaba los primeros botones de la camisa dejando ver un pronunciado escote.

-Creo que deberíamos marcharnos ya, cielo –dijo Natsuki poniendo especial énfasis en la última palabra.

El profesor levantó la cabeza sorprendido por ese comentario ¿sería posible que tales deidades estuvieran juntas y hubiesen abandonado el mundo de los hombres?

-Claro mi amor… terminaremos el resto en casa – respondió Shizuru con una sonrisa pícara y comenzando a recoger – si nos disculpa profesor, nos marchamos ya…

Recogieron todo de manera rápida y se encaminaron hacia la salida del aula, momento que Natsuki aprovecho para pasar su brazo alrededor de la cintura de Shizuru y acercarla a ella reclamando así su posesión, al tiempo que le reclamaba en voz baja muy cerca de su rostro

-No hacía falta que hicieras todo eso Shizuru…

-Ara, ara… es que Natsuki esta tan mona cuando se pone celosa… -respondió Shizuru dándole un beso en los labios de manera rápida.

Natsuki enrojeció a causa de que la castaña hiciese eso delante del profesor y aumento el paso.

El joven por su parte se quedó en la misma posición con el mayor calentón que hubiese tenido jamás y maldiciendo a Dios por haber nacido hombre.

-Ara, ara… ¿Y a donde me lleva mi Natsuki ahora? – preguntó Shizuru con una sonrisita de niña buena.

-Primero vamos al baño para que me pueda poner mi ropa interior, ya tuve un accidente por algo parecido hace años… y luego… a casa… -respondió la chica seria – esto lo terminamos como que me llamo Natsuki Kuga…

CONTINUARA

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