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lunes, 15 de marzo de 2010

El capricho de los dioses - Capítulo 8


Capítulo 8: ¿Todo por mí?

Chikane se paseaba por su casa con aire ausente, mirando todo pero sin observar nada, Tateishi andaba corriendo por los pasillos, ella era así, atolondrada, histérica e incapaz de estarse quieta. Una sonrisa cruzó por su rostro al pensar en la chica, era como lo hermana que nunca tuvo: fiel, amable, generosa y competitiva, totalmente competitiva.

Entro en su habitación y se tiró en la cama, aspirando profundamente el olor del hogar. Cuando había echado de menos ese sitio, pero no se había dado cuenta hasta entonces…

[Hogar dulce hogar…] pensaba la chica abrazando a su almohada.

-Chikane-Chan, Kurusugawa se ha despertado y no para de preguntar por ti – dijo Tateishi desde la puerta.

-¿Chikane-Chan? – Pregunto la chica con gesto extraño- ¿Desde cuándo no me llamas Himemiya o segunda por la cola?

-Es que es tan adorable la niña… - dijo la chica poniendo una pose que recordaba a la típica pija de serie de televisión – me ha enternecido…

-Dios nos coja confesados… -respondió Chikane mirando al techo.

-Bueno que… ¿Vas a ir? – Dijo la chica cruzándose de brazos- no pensaras dejarla así… sola y abandonada…

-Que venga el novio – respondió Chikane dándose la vuelta y tapándose la cabeza con la almohada – a mí ya me da igual…

-Sí ya… y yo soy una ninfa del bosque trotando en su unicornio diminuto… -respondió la castaña con sorna.

-Si tomases la cantidad adecuada de cierto tipo de sustancias te aseguro que te creerías eso y más… - dijo la morena.

-O vas por tu propio pie o te llevo de los pelos Himemiya… - dijo Tateishi entornando los ojos.

Chikane se levantó con mala cara y la siguió, cuando llegaron a la sala del piano, Himeko se incorporó del sofá. La morena la miró y apreció pequeños cambios en ella, pero seguía siendo tan hermosa… y la seguía amando tanto…

-Lamento el desmayo Kurusugawa –dijo Chikane en tono frio- tal vez debí avisar de mi regreso.

-Chikane-Chan… esta es tu casa – dijo la chica haciendo caso omiso a que la había llamado por el apellido – no tienes porque avisar de nada.

-Te agradecería que dejases de hacer eso… -dijo Himemiya sin mirarla.

-No te entiendo… -dijo la rubia - ¿Qué haga el que Chikane-Chan?

-Llamarme así – respondió la sacerdotisa lunar – no quiero que me sigas llamando así, es un apelativo cariñoso que no deseo que sigas utilizando, llámame simplemente Himemiya.

Tateishi iba a decir algo pero se contuvo, sabía que el resentimiento de su amiga era amplio y que nunca habría accedido a volver a casa por propia voluntad, pero aún así… tal vez se arrepentiría de esto.

-Vámonos Ayu, ya te tocare algo al piano cuando esto no esté ocupado – dijo Chikane dándose la vuelta sin molestarse en mirar a Himeko.

-¿Vamos a montar a caballo? ¡Me lo prometiste! – dijo la chica despidiéndose de la rubia con una mano.

-Hacemos lo que tú quieras –respondió Chikane con una sonrisa, pero cuando llegaron a la puerta su cara se torno seria y antes de cerrar con un portazo añadió – Y Kurusugawa… no quiero ver que ponéis un pie en nuestro lado de la mansión, ahora tú también eres rica y poderosa, pero no oséis desafiarme, tu mejor que nadie sabe de  lo que soy capaz de hacer. Por cierto… si tu novio se acerca a Tateishi… no volverá a pisar esta casa jamás.

Himeko se quedó mirando la puerta como si hubiese visto un fantasma, le recordó a la Chikane que trabajaba para el Orochi, tan cruel, tan… no había palabras. Además… ¿Quién era esa chica? ¿Y porque esa cercanía con Chikane? De pronto encajo todas las piezas, mal… pero las encajo… Los sentimientos de Chikane se habían enfriado, ahora estaba con la chica esa y volvían a casa… Las lágrimas se derramaron por sus mejillas incontroladas, si simplemente hubiese llegado unos minutos antes dos años atrás… tal vez todo sería muy diferente.

OoOoO

-Bueno que… -decía Chikane sobre su caballo a paso ligero- ¿Me vas a contar ya porque tenías tantas ganas de venir aquí? Porque turismo precisamente no hay… ahora es tu turno de cumplir la promesa.

-Pues… por una chica… -respondió Tateishi con una sonrisa- por “la chica”. Ella es de aquí… No te pienso decir más… lo siento.

Chikane la miró con desconfianza… realmente en cuestiones amorosas no conocía para nada a esa chica, solo sabía que en su corazón se escondía un profundo amor hacia una mujer, de la cual desconocía hasta el nombre, tal vez… con el tiempo, sabría quien es y podría hacer algo por ayudar a su compañera.

-¡La ultima duerme en el lado derecho de la cama! – gritó de pronto Tateishi espoleando a su caballo y ganando velocidad.

OoOoO

Mientras Chikane dejaba los caballos en la cuadra de nuevo, Tateishi decidió encaminarse a la casa, pero cuando entró se encontró a Souma quien la miró sorprendido.

-¿Quién eres tú? – preguntó el chico.

-Alguien… - respondió la chica secamente imaginándose quién era el susodicho.

-Te he hecho una pregunta clara – respondió el acercándose y apretándole el codo –esta no es tu casa, así que respóndeme.

-Oye, que me haces daño – respondió la castaña – te lo diré una sola vez, suéltame.

Souma apretó aun más la mano en torno al codo de la chica y ella enfadada levantó el codo que tenía libre y lo estrello en su nariz. Souma trastabillo y se pegó un golpe en la espalda contra la escalera.

-¡Fuera de esta casa! No quiero volver a verte por aquí jamás – bramó el chico mientras intentaba frenar la hemorragia en su apéndice nasal.

-¿Se puede saber quién eres tú para echar a la gente de MI casa? – preguntó Chikane desde la puerta de entrada.

Souma automáticamente volvió la vista hacia ella, Himemiya Chikane, aun mas bella que antes y con una mirada claramente peligrosa.

-¡RESPONDE! –Gritó la chica – como tu bien has dicho te hice una pregunta clara.

El odio en la mirada de Chikane era patente y se enorgullecía del golpe tan certero propinado por su amiga.

-Oogami-Kun… -dijo Himeko acercándose a él y besándole la frente - ¿Se puede saber que te ha pasado?

-Esa salvaje – dijo señalando a Tateishi- me ha dado un golpe en la cara.

-Te lo tienes merecido… -respondió la chica echándole la lengua – no haberme hecho daño.

Himeko se levantó y miró al chico quien enrojeció de pronto, la mirada de la rubia era de reproche mientras decía:

-Es la última vez que te digo esto, esta NO es tu casa, es de Chi… Himemiya, no estás autorizado a echar a nadie ni a invitar sin el consentimiento de ninguna de las dos. ¿Lo has entendido?

Chikane se sorprendió por las palabras de la chica, ¿ya no se creía toda la sarta de mentiras que Souma le decía? ¿O simplemente al no andar ella ya por ahí se había relajado?

-Márchate Souma – dijo Himeko fríamente – ya hablaremos de esto, los dos… solos…

-Pero Himeko… yo no… yo… -intento defenderse el chico.

-¿No la has oído? – Añadió Chikane con una sonrisa –Fuera de mi casa si no quieres pasarlo mal…

El chico se levantó con mala cara y salió de la casa sin decir nada pero obviamente ofendido.  Himeko se dio la vuelta y comenzó a caminar hacia el despacho, mientras que Chikane la miraba de hito en hito.

-Me voy a dar una vuelta por el pueblo – dijo Tateishi saliendo escopetada de la mansión.

OoOoO

-¿Se puede saber que ha sido eso? – preguntó Chikane entrando en el despacho.

Himeko se alteró e intentó guardar el libro de recortes que tenía en las manos, pero este fue a parar con mala suerte a los pies de Chikane, quien se agacho y lo recogió, mirándolo con total sorpresa.

-Porque me haces esto… -dijo la morena agachándose y abrazando el libro – solo tenías que hacer “eso”, nada más… solo tenías que borrar estos sentimientos… ¿Te divierte torturarme?

-Himemiya yo… -comenzó Himeko – sí hice… “eso”.

Chikane la miró como si la viese por primera vez con el rostro congestionado de dolor.

-No me mires así… -dijo Himeko – No he sido la única ¿Qué me dices de tu amiguita?

Chikane no respondió, se levantó con gesto furioso y salió de la habitación arrojando el libro a una esquina. No entendía porque Himeko le mentía, ella sabía que no había hecho nada, la seguía amando y esos sentimientos deberían haber desaparecido, eso les dijo Ame No Murakumo…

OoOoO

Cuando Tateishi entró en la casa se encontró a Himeko sentada a los pies de la escalera, la chica cuando la vio se levantó y le tendió la mano:

-Buenas noches, perdona por no haberme presentado antes correctamente, soy Kurusugawa Himeko.

-Lo sé – respondió la invitada con una sonrisa –Yo soy Tateishi Ayu. Oye, ¿Te importa si nos movemos a un sitio donde pueda sentarme? Vengo un poco cansada…

Ambas se dirigieron a la sala del piano y allí se sentaron cómodamente esperando a que Otoha es llevara un té.

-Lamento lo ocurrido antes con Souma – dijo Himeko colorada – él a veces es un poco…

-Capullo –dijo claramente Tateishi –Todos lo son.

Himeko no pudo evitar reír y corroborar con la cabeza Lo obvio es evidente ¿No?

-¿Por qué tus celos? – Dijo la chica de pronto escaneándola con sus ojos grises –No los entiendo… llevas muriéndote de celos desde que entre en esta casa y no lo quieres demostrar. Ella te dejo el camino libre y ahora estas con él. ¿Te molesta que Chikane sea feliz?

-No… -dijo Himeko enrojeciendo de nuevo –No es eso… es simplemente que pensar que alguien más este en esos términos con ella, es… horrible…

-¿Y no has pensado como se sentirá ella viéndote con él? – dijo Tateishi de pronto- piensa un poco Kurusugawa… No eres la única que sufre en esta historia.

-Pero ella está contigo ¿no? Se supone que no me ama –respondió la rubia con el entrecejo fruncido.

Las carcajadas de Tateishi inundaron el lugar, a Himeko le parecía que no había nada gracioso en el asunto.

-¿Yo? ¿Con Himemiya? – Dijo la chica aun entre risas – Nunca, nos mataríamos antes de cumplir la primera semana juntas.

-No lo entiendo entonces… - pregunto Himeko.

-A ver… nos queremos mucho, compartimos cuarto y estuvimos siempre juntas durante estos dos años, pero solo como amigas, hermanas más bien… Las dos estamos enamoradas de personas diferentes Kurusugawa – respondió la chica con una sonrisa – y esas dos personas viven aquí, en Mahoba.

-¿Tú? ¿De alguien de aquí? –Preguntó la chica inocentemente - ¿De quién?

-No le digas a Chikane que te lo he dicho… lleva dos años intentando averiguarlo y solo por chincharla no se lo digo – respondió la chica con otra carcajada – se llama Makoto.

La cara de Himeko no cambio en absoluto, hizo como que no conocía a la chica, aunque ya tenía un plan en mente.

-Y si yo fuera tú, iría a hablar con Chikane-Chan ahora –dijo la chica- ve tranquila y en son de paz. A pesar de que ponga ese gesto y te dirija esas palabras no podrá negarse a escucharte.

-Gracias Ayu-Chan – dijo la chica mientras se levantaba y salía corriendo de la habitación.

-De nada Himeko… -respondió esta con una sonrisa y en voz baja.

OoOoO

-Vamos a dejar las cosas claras… -dijo Himeko entrando en la habitación de Chikane sin llamar.

Cuadro que en ese momento Chikane estaba por cambiarse y no tenia absolutamente nada encima, por lo que Himeko enrojeció entera.

-Por lo menos podrías cerrar la puerta –dijo la morena sin emoción ninguna en la voz y poniéndose una bata– una vez de venir aquí a pesar de que te había prohibido venir…

El corazón de Himeko latía apresuradamente y le retumbaba en los oídos mientras hacia lo que Chikane le había pedido.

-Bueno que… -dijo la morena – A que se debe esta visita…

-No te mentí… -dijo claramente Himeko – me acosté con Souma…

-Muy bien… -dijo Chikane dolida sin entender a que venia la conversación - ¿Algo mas?

-¿Es que no lo entiendes? – Dijo Himeko desesperada – tú aún me amas… ¿No entiendes lo que está ocurriendo aquí?

Chikane la miro y negó con la cabeza, Himeko no sabia si se estaba haciendo la tonta o realmente no era capaz de entenderlo.

-Te fui a buscar hace dos años… cuando te marchaste… - dijo Himeko agachando la cabeza – llegue tarde, salías por el camino de la mansión y no me viste, pero te busque…

Chikane la miró y le hizo un gesto incitándola a continuar.

-Te espere… te espere durante un año… y cuando creí que no ibas a volver empecé a salir con Souma… -respondió la chica con sinceridad – pensé que si me enamoraba de el… al menos podría librarte a ti de tu pena… pero no funcionó… lo intente… y si me acosté con el fue por desesperación… un desesperado intento de librarte de todo ese mal… y ahora estas aquí…

Himemiya Chikane la miró bajo una luz nueva.

-Tú… llevas saliendo con él todo este tiempo para… ¿protegerme? ¿para librarme de mis sentimientos?

-No te creas que Souma es ningún santo… -dijo la chica con un mohín- ese día descubrí por formaba parte de los Orochi… era cierto… llevan la oscuridad dentro… cada cual a su manera… No pude obligarme a amarle…

Chikane la abrazó y respiró el aroma de Himeko era tal y como lo recordaba, se sintió en paz…

-¿Aun quieres besarme? –preguntó la rubia en el oído de Chikane.

-Siempre… -respondió Chikane.

La morena se separó y puso sus manos a los lados de la cara de Himeko preparándose para darle el primer beso en dos años.

CONTINUARA

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